Paff, piff, splash, clic, achis. Las palabras que imitan sonidos reciben el nombre de onomatopeyas. Debido a que, en general, no existe una perfecta adecuación entre los sonidos que se forman naturalmente y los fonemas que componen los diversos alfabetos, no hay onomatopeyas exactas, vocablos que suenen igual a una puerta que se cierra o a un estornudo, por ejemplo.
Es por eso que distintas voces pueden utilizarse para significar aproximadamente una misma onomatopeya. Así es como, por ejemplo, la palabra onomatopéyica "ronronear" se designa en inglés con la voz "purr".
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