Los machos de las cigarras poseen bajo el abdomen membranas vibratorias, timbales, capaces de producir un sonido estridente y monótono que se escucha a gran distancia y con el que llaman a las hembras.
Cada uno de estos órganos elásticos posee cuatro nervaduras ubicadas longitudinalmente de arriba a abajo, las cuales están conectadas a un plato ovalado. Adjunto a estos, hay un músculo que se contrae rápidamente, creando un pulso de sonido.
La energía liberada durante estos movimientos produce un ruido ligero. Al extender el abdomen y al abrir la opércula que cubre los tímpanos, la cigarra puede sintonizar su resonador abdominal en una frecuencia de sonido de 4,3 kilohertz producida por los timbales. Los pulsos sonoros de la alta presión crean una resonancia simpática en el saco de aire del abdomen.
Y así es como la cigarra realiza su canto.
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